Ume, un  árbol bellísimo y poco conocido
La pintura tradicional de Asia ha encontrado desde hace siglos inspiración en las flores de muchos árboles, en especial en dos muy destacados, ambos de la familia de los Prunus: el Cerezo Sakura (Prunus serrulata) y el menos conocido Ume (Prunus mume), prácticamente desconocido en el mercado occidental.
El Ume, conocido en el mundo hispanohablante como Damasco o Albaricoque japonés y también como Ciruelo chino, es una especie originaria del Extremo Oriente que se utiliza con fines ornamentales en jardines, a los que aporta la belleza de sus espectaculares masas de flores perfumadas.
A diferencia del cerezo Sakura, que florece en primavera, el Ume lo hace en invierno.
Se trata de un árbol de porte pequeño a mediano, que tiene la particularidad de florecer a mediados de la temporada invernal, antes de la aparición de las hojas. Éstas son ovaladas, con la punta aguda.
El fruto es una drupa pequeña, de 2 a 3 cm, que madura a principios de verano. Se utiliza en la cocina asiática para la elaboración de jugos, como aromatizante de alcohol y en salsas. También se emplea en la medicina tradicional de esos países.
Para su cultivo se recomienda elegir un sitio con buen sol, aunque puede florecer sin problemas en áreas con media sombra o que sólo reciban luz solar durante medio día.
Uno de los cuatro nobles caballeros
En el ámbito del arte chino, los cuatro nobles o cuatro caballeros son cuatro plantas: el Ume, la orquídea, el bambú y el crisantemo.
Los cuatro nobles han sido utilizados en la pintura china desde los tiempos de la dinastía Song (960–1279) debido a su belleza refinada y fueron más adelante adoptados en otros lugares del este asiático por artistas de Corea, Japón y Vietnam.
Representan las cuatro estaciones del año y su comienzo: el Ume simboliza el invierno; la orquídea, la primavera: el bambú, el verano, y el crisantemo, el otoño.
Uno de los más notables pintores de los Prunus Ume es Wang Mian ( 1287–1359), cuya vida inspiró la novela del siglo XVIII La historia no oficial de los eruditos .
Su vida fue ciertamente azarosa. Hijo de un campesino pobre, se esforzó en buscar otro destino, con escasa fortuna. Intentó ser funcionario imperial y también militar, actividades que abandonó desencantado. Eligió entonces la docencia y luego se dedicó de lleno a la pintura y la poesía. Sus pinturas fueron casi exclusivamente de ciruelos chinos y bambúes, a las que luego fue añadiendo sus poemas en el mismo lienzo, logrando una fusión maravillosa de estas dos artes (la segunda imagen es prueba de ello).
Después de largos años de privaciones, obtuvo reconocimiento como pintor y poeta. Viajó incansablemente por su país para luego regresar a su ciudad natal en la provincia de Zhejiang, donde construyó en la montaña una residencia que tenía alrededor de mil ciruelos chinos plantados a su alrededor. Escribió una autobiografía que hizo honor a su pasión: Autobiografía del Señor Flor de Ume.
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